Esculturas


  La calle central está ocupada, en primer lugar, por San Gregorio, magnífica talla de finales del siglo XVII que, no perteneciendo al Retablo, tiene este lugar de privilegio por ser el patrón principal de Arroyo.

En la calle central de los retablos no pueden figurar más que los patronos locales, los titulares del templo, o solamente imágenes de Jesús o de la Virgen. Señalemos que San Gregorio no tenía lugar fijo en la iglesia y que la cabeza de su báculo episcopal es una auténtica joya medieval que atesora nuestra parroquia.


San Gregorio
Ocupa el centro del Retablo Ntra.Sra. de la Asunción, la mayor imagen y la más bella y  considerada del autor. Su rostro juvenil, su porte ascendente y su belleza decorativa la definen como la Reina de tan compleja representación.

Nuestra Señora de la Asunción

La Coronación de la Virgen con aspecto infantil recibe la corona que le ciñen el Padre y el Hijo. El Espíritu Santo completa la escena en figura de paloma. El Padre Eterno y Jesucristo, con ricas vestiduras, y María con su niñez, símbolo de inocencia, está arrodillada ante la Santísima Trinidad. La corona que le ciñen el Padre y el Hijo es una joya de indudable valor artístico.

Coronación de la Virgen
Finalmente, arriba en la calle central, y, como es propio de todo retablo español desde el gótico en adelante, el Calvario de Jesús clavado en la Cruz en el monte santo con, María y el Apóstol Juan, ambos con ricas vestiduras, no abatidos por la tragedia, sino radiantes y jubilosos por el triunfo que supone para la humanidad la muerte redentora de Jesús.


El Calvario de Jesús

A los lados del Calvario, dos tondos en altorrelieve en que figuran los reyes David y Salomón. David, fácilmente identificable, con su corona y el arpa. Salomón con turbante y una inscripción en filacteria que rodea su imagen en la que se lee: "Domus Dei domus mea..."





David


Salomón

Cuatro tondos más, al iniciarse el segundo piso, los tondos son representaciones circulares, nos muestran a los cuatro Evangelistas con sus símbolos correspondientes. Otros cuatro más pequeños, con santas, dos con palmas y dos sin ellas, indican a santas mártires, o bienaventuradas simplemente.
Coronan el Retablo dos escudos, en ambos laterales, uno de la Virgen, con las clásicas azucenas, y otro del Papa con la tiara pontificia.

 El Apostolado situado en las cuatro entrecalles, tres en cada una, en las que los Apóstoles, de notoria belleza y expresividad, lucen cada uno sus símbolos interpretativos.


San Jerónimo.

Abajo, en la predela o banco del Retablo, en figuras o tallas pequeñas, los cuatro doctores de la Iglesia Occidental: San Agustín, San Ambrosio, San Gregorio Magno y San Jerónimo, ellos fueron, con su Doctrina y sus escritos como el apoyo y sostén de las verdades que se expresan en el Retablo.

San Agustín.